Teniendo un limbo geográfico como perpetuo paisaje, nomás basta con detenerse a preguntar por direcciones para invitar a los conflictos por orgullo, bienestar, y la convivencia con los enemigos, que en la punta del cerro, quién hace la diferencia, pues. El complementario reparto funciona en su disfunción, con la fotografía de la nada y los ruidos de caravana como banda sonora intangible actuando como si fuesen personajes omnipotentes.
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