Innegablemente adorable e inevitablemente triste, pero de ninguna manera es una película de sutilezas. Todo aquí se siente muy hecho y acotado a la medida para dar con el efecto, al punto tal de que se siente más cruel que melancólica con tanta decisión negligente o derechamente mala entremedio. Sabrá dar con risas, pero no con razones.
***