Algo desenfocada y esquizofrénica con sus arcos narrativos, pero siempre con el amor al cine en alto - con niveles iguales de aventura y educación, y una rica dirección de arte siempre en alusiva reverencia. Aunque perimetrales, la senioridad de Kingsley y la protocolar caricatura de Baron Cohen son lo mejor aquí; pero Butterfield y Moretz brindan la justa curiosidad para mantener los engranajes en funcionamiento.
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