Un exceso de actuación: eso es bueno, pero quizás pudo ser más eficiente con sus personajes. Davis brilla en su asertividad y convicción, Kaluuya es un terror asfixiante, ¡y hasta en su única escena Weaver hace lo suyo! Dicho eso, el guión se demora en rendir frutos: son casi dos horas siguiendo personajes inconexos, y cuando conectan, es de poco impacto y sorpresas.
★★★ ½