Sólidas interpretaciones, y una sencilla, estática, pero siempre genial fotografía en blanco y negro que revive la formalidad de antaño; pero es una experiencia desafiante -- no es complicada, mucho menos larga, pero su profundo, casi casto silencio, la vuelven inexpresiva en lo bueno y en lo malo, turnándose entre en un emotivo minimalismo, y lo estéril y lo tedioso.
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