Lo que parte como una búsqueda imaginaria por la máxima virilidad posible de parte de unos flacos hipsters evoluciona en un ejemplo extremo y descontrolado del refrán bros-before-hoes, empleando buenas interpretaciones que crecen contigo y caen ante tí. Se aprecia el mérito inventivo en crear una cámara específica para el filme, aunque los resultados se sienten como Instagram en esteroides. Muy buen uso de su banda sonora.
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