Continúa la ingloriosa fantasía con un reparto brillante y rabioso, muy adepto al humor del hombre Q, con su lente teñido de rojo sangre y su arte de producción que reverencialmente grita "fuck you" a la historia de la esclavitud. Tras el clímax sufre un poco de "poder terminar en cualquier momento ya, pero no lo hace", pero el swagger de Jamie Foxx basta para mantenerla a flote muy bien. Post-créditos.
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