Es el perfecto opuesto de Melancholia, que hasta el final, la Tierra es para los vivos. Con toda su acumulada miseria, Carell y Knightley se empatan tan bien que te olvidas que él es de los tipos más cómicos que hay y que ella es de las más hermosas, y se vuelven tan entrañables que cuando cuando sea el fin del mundo, te vas a sentir bien. Un film muy para los románticos.
**** 1/2