Lincoln, Kennedy, Obama... qué importa quién sea, que lo presidencial no llega a ser más que un aderezo simbólicamente disonante. Bekmambetov remastica el delirio y el exceso de Wanted, pero el sabor ya no está ahí -- nada tiene peso ni es un desafío o un riesgo real, y no pareciera aprovechar mucho a los vampiros para reescribir la historia que conocemos. ¿Podemos parar con los zombies y los vampiros por un rato? Esto ya se desinspiró completamente.
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