Otro sólido soundtrack para la filmografía de Carney, pero en todos los sentidos es una película mucho menos complicada que Once. Lo emocional se resuelve en un pie de página, y no hay ningún contratiempo para lo musical: todo lo creativo y/o financiero sucede imposiblemente a la perfección. Los actores y las canciones están muy bien, pero es ligerísima.
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