Las contrincantes personalidades obstinadas versus el desbordado, aunque plástico, carisma de Pitt, debatiendo con un uso indiscriminado de tecnicismos y estadísticas, distancian a los infamiliarizados al béisbol, pero a partir del segundo tiempo, el lenguaje universal del deporte y el inevitable apego a los sufridos pero esforzados underdogs harán un hincha de ti. Hay una moraleja aquí, pero no estoy seguro de cómo poder interpretarla con su ambiguo descenlace. Podría clasificar al repechaje y ser vista de nuevo.
*** 1/2