Fría como la soledad, y dura como un golpe en el estómago. Es un fuertísimo retrato del Chile aislado e indefenso, del vivir atemorizado de tus vecinos, y de la ciega y sorda ineficacia del protocolo. Con actuaciones así de legítimas, y su potentísima fotografía, el filme se escapa sin mirar atrás de toda fantasía de venganza hacia la total crudeza.
**** 1/2