Es de alma vieja, con humor inocente y mucho slapstick de personajes optimistas (o al menos nobles) ante las adversidades económicas y sociales. Pero da mucho entretiempo para tan poco fútbol, que sus numerosos conflictos familiares, amorosos, y pasionales apenas son conflictos reales. Aún así, gracias a su contagioso positivismo gana el encuentro. Por la cuenta mínima, eso sí.
*** 1/2