Fuck. Villeneuve sigue perfeccionando su explícita frialdad, que esto te atrapa desde el minuto 1 y no te suelta. A base de una tensión asfixiantemente silenciosa e imágenes potentes por su violencia e impasividad, te espanta con el temor tanto de lo peor que podría pasar como de lo que te estén ocultando; muy como si Bigelow dirigiese No Country For Old Men.
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