Al menos es interesante ver a Sarah Silverman en un rol decidamente opuesto a su clásica irreverencia, pero ese interés no pasa de lo novedoso con lo insípidamente deprimente que es este guión. Las cosas suceden y ya; son todas malas; y no tienen mayor presentación, desarrollo, o cierre (¡ojo con esto!). Es un mal rato, lisa y llanamente. Sin texturas.
* 1/2