Un fuerte juego entre Carell y Ruffalo (los dos irreconocibles por el gran maquillaje) de tirar la cuerda de Tatum. Los tres consiguen unas muy atrapantes fricciones de protección y dependencia, supremas en su fisicalidad y su cautela emocional; aunque el guión va tornándose más y más evidente con el tiempo. Cuánto menos sepas de la historia real, mejor.
Ghibli saca por lejos su mejor película desde Spirited Away -- y a vísperas de su cierre, vaya qué duele eso. Un emotivo cuento sobre la relación entre lo humano y lo divino, sobre el decidir y el destino, que brilla de vida y personalidad en cada imagen y canción con una de las mejores protagonistas femeninas del cine reciente.
Fiel al material, con momentos inspirados y sin mayor temor a adentrarse en lo sombrío de la frustración... pero vaya forma de querer hacerte llorar. Más que manipulación, es pura perseverancia: no se rinde, a tal punto de que termina traicionándose en los últimos minutos con tal de conseguirlo. Más aparatos y aventuras, menos gas lacrimógeno.
Disney sigue con su racha envidiable y ahora le saca mucho provecho a Marvel al hacer no sólo una de las películas de superhéroes más ingeniosas del último tiempo, sino que derechamente la única que podríamos tildar de adorable. Es una sonrisa de principio a fin. Tendrá partes prestadas, sí, pero son partes muy bien usadas. ¡Y ese post-crédito!
Otro sólido soundtrack para la filmografía de Carney, pero en todos los sentidos es una película mucho menos complicada que Once. Lo emocional se resuelve en un pie de página, y no hay ningún contratiempo para lo musical: todo lo creativo y/o financiero sucede imposiblemente a la perfección. Los actores y las canciones están muy bien, pero es ligerísima.
Hablábamos de kill counts hace poco, ¿no? David Ayer intenta algo similar a End of Watch aquí tejiendo la naturalidad del compañerismo con la intensidad del procedimiento; pero aquí el ambiente es mucho más imperdonable. El reparto está sólido en su jerarquía militar, pero entre tanto cadáver y batalla no hay mucho espacio para los lazos entrañables.
Woody sigue intermitente. Es demasiado testaruda como para caer del todo bien, y muy poco comprometida como para dar con un humor genuino o una introspección razonable. Puede que Firth y Stone aporten su adorabilidad nata, pero el guión no los dejará ir muy lejos. Apuntará tan forzosamente a lo romántico que desperdiciará su misticismo.
Me gustaría volver a verla con un kill count. Puede ser que la trama esté diseñada para dar con lo más puro del género, o que apenas sea mínimamente funcional -- sea como sea, la acción está de lujo aquí: satisfactoriamente dolorosa y estratégicamente precisa. Entre lo acotada y lo ridícula que es, es un muy honesto buen rato para apagar el cerebro.
Potente y atrapante -- es una bola de nieve narrativa, que parte sencilla y sin complicaciones, pero en un instante crece exponencialmente, aumentando los riesgos hasta que nadie saldrá ileso. Blair es cautivante en su determinación, pero más aún en su timidez y su inherente compasión en medio de tanta violencia; aunque ella termine matando un poco la sutileza.
No, me retracto. No había para qué dividir este libro en tres partes -- en especial si la conclusión iba a ser tan integral como un fanfic, y tan falta de trama y llena de combate que porqué no mejor llamarla The Hobbit Revolutions. Sí, finalmente tiene una duración socialmente aceptable, pero bien pudo haber durado media hora.
Una muy potente y legítima Moore, sin dudas -- pero la película bordea un poco lo explotativo. En su versatilidad ella encuentra lo justo para retratar el dolor del Alzheimer con tanta dignidad como angustia, pero el guión se limita mucho a lo situacional, poniéndola excesivamente en un desafío tras otro. Comparado, el impacto familiar se siente algo secundario.
Jake Gyllenhaal se convierte en un depredador profesional, en constante e imperdonable acecho por las noches, y sin tiempo que perder: está siempre en control -- y yuxtapuesto a esta música tan bipolar, es el tipo más creepy que he visto en años. Es brutalmente honesta sobre el morbo noticiero, aunque termine desvirtuándose un tanto ante el exceso.
Algo de la improvisación Leighiana se pierde con los trajes y los sets tan delicados. Sin mayores altibajos (o al menos, una profundización en ellos) se siente algo seca y lineal; aunque al menos las interpretaciones están muy bien conseguidas, con fuertes toques físicos; y la fotografía es un lujo de volúmenes de luz y matices celestiales, tal como para inspirarse.
Elegantemente, sencillamente adorable. Es tan abundante en su honestidad que no deja nada al azar: los personajes serán simples pero muy propios, con cada oración y milímetro suyo rebosando de carácter; y sus chistes te van a ganar fácilmente con su extrema inocencia y calidez. Películas así de funcionales para todas las edades son una legítima rareza.
Gleeson hace más por la película que la misma película hace por Gleeson. Él está impecable aquí, con una dócil pero inflexible naturaleza que resulta infinitamente explorable, pero el guión está muy sobreescrito. Demasiadas conversaciones con demasiada metida de mano de escritor, que terminan gradualmente frenando lo que pudo ser una trama intrigante.
Un interesante cambio de personaje para Tom Hardy que lo deja más sencillo y tímido, sin su muscular swagger, pero a fin de cuentas no es algo demasiado especial. La trama se mantiene demasiado inactiva ante la conspiración (la cual en verdad no se profundiza como para hacerla más jugosa), dejando correr el tiempo con perros y posibles ángulos amorosos.
Convencional, pero sombría y potente. No intenta profundizar en las técnicas de Ebert, o siquiera repasar sus películas favoritas, ya que prefiere contar, como lo indica, una vida. Una vida de orgullos, soledades, y vicios, redimidos por una legítima y repercusiva pasión; y como el crítico, en las buenas y en las malas, será tan emotiva y honesta como pueda ser.
Se inspira en ciertas áreas, pero no como para despegarse mucho de ser una Greatest Hits. Redmayne y su rigidísimo ballet están notables, y la música es una serena mezcla de precisión y emoción; pero la trama no ilumina ni profundiza. Se apura por ir de punto en punto biográfico siendo tan inofensiva como tierna, evitándose sutilezas.
Los actores siguen dándole, pero caemos aún más bajo. La acción y la extravagancia desaparecen casi por completo, y Katniss no tiene mucho qué hacer. La trama sucede en torno suyo pero ella sólo ve desde muy lejos, tomando un rol muy forzosamente utilitario que la deja abierta a inconsistencias. No más Parts 1&2, por favor.
Solemnemente furiosa. No perdona ni se guarda ni un detalle. El filme evoca la impotencia y la desesperación que un vacío, una fachada esconde, sin tener que recurrir a la animación, o irse por tonos vocales más explícitos para ello -- es poesía y escultura, ambos al servicio de la protesta. Profundamente técnica, pero ante todo, dolorosa y personal.
Adorable y brevita con sus 89 minutos, pero aún así esto pudo haber sido un corto. A la historia le falta dirección, y la animación es algo díficil de leer en tomas lejanas con mucho movimiento (énfasis en "minúsculos"). Le queda mucho por pulir, sin dudas, pero nada criminal. No con una ingenuidad tan sincera y novedosa como la presente.
Frustrantemente cuestionable. Había tema para tocar aquí sobre la dificultad en adoptar un niño y la significancia de la vida humana, pero todo se pierde al dejar pasar las preguntas por la mera paciencia y timidez de sus personajes. Al final todo cae en un desesperado sinsentido. Apela a la devoción y convicción, pero así sin razones, se siente muy fuera de quicio.
Ante todo, es un logro de ambición. Nolan no sólo da con sus visuales más singulares e impresionantes, sino que consigue alcanzar esa cercanía emocional que tan esquiva le ha sido -- esto en gran medida gracias al genial McConaughey. Incluso si los personajes se tropiezan con lo metafísico, el viaje, las ideas, y la música de Zimmer te lo compensarán.
Fincher sobrepasa sus límites y crea por lejos su película más mala onda -- Social Network luce tierna al lado de esto. Fría, maquiavélica, y atiborrada de personajes derechamente detestables; pero ante todo, la intriga, la sed de conspiración, nunca muere. Aún así, aunque se explique todo para validar el misterio, no será díficil encontrarle goteras distrayentes.
Un experimento, sin lugar a dudas. El guión te desafiará con su larga duración y su muy, muy volátil montaña rusa emocional, mientras que la cinematografía pondrá tus nociones a prueba con su presentación de tamaños cambiantes. Valoro mucho la gallardía aquí, pero siento que no tiene nada qué esconder: es lo que es. Anne Dorval, sin embargo, se luce.
La Epic Mexicana. Similares ambiciones y logros visuales (el gran enfoque de Gutiérrez aquí), pero le calca lo superficial e irritante. Desde su uso de pioneros del mariachi como Mumford & Sons o... um, sí, Radiohead, hasta lo obsesiva que es sobre el amor y el matrimonio, te satura con tanto ruido que al final no parece tener idea de qué querer decir.
Fuck. Yes. Esta es la patada en las bolas que le hacía tanta falta al 2014. Agresiva, desenfrenada, caótica, pero siempre armónica -- con una edición inquieta, una fotografía detallista, y una actitud re-jodida, esta película es una explosión. J.K. Simmons se roba cada escena, pero no hay que desmerecer a Miles Teller: él es el tipo más hype que he visto en años.
Una noche de mierda, pero una noche intensísima. Bordea la trilogía Bourne con su apego a la acción de calle, pero se mantiene fiel al peso de su contexto histórico (aunque bien, sin informar demasiado sobre ello), reflejando una sociedad perdida en lo más bajo de la guerra civil. Cada bala, cada muerte, se siente dolorosamente evitable. Genial edición y foto.
Sólidas interpretaciones, y una sencilla, estática, pero siempre genial fotografía en blanco y negro que revive la formalidad de antaño; pero es una experiencia desafiante -- no es complicada, mucho menos larga, pero su profundo, casi casto silencio, la vuelven inexpresiva en lo bueno y en lo malo, turnándose entre en un emotivo minimalismo, y lo estéril y lo tedioso.
La mayor Greatest Hits que he visto, y esto no lo digo en buena. Totalmente impersonal. Es una hilera de sketches y guiños tenuemente tejida por una sub-trama que falla en cumplir sus propias expectativas. No hay nada de malo en tenerle todo el cariño del mundo al Mario Moreno, pero esto es exigírtelo a gritos. Invasiva edición, plásticos sets, cero guión.
Fría como la soledad, y dura como un golpe en el estómago. Es un fuertísimo retrato del Chile aislado e indefenso, del vivir atemorizado de tus vecinos, y de la ciega y sorda ineficacia del protocolo. Con actuaciones así de legítimas, y su potentísima fotografía, el filme se escapa sin mirar atrás de toda fantasía de venganza hacia la total crudeza.
Considerando el talento a bordo, da lata tener que decir que no es nada especial. Las actuaciones tienen mucha actitud, y el guión tiene sus momentos inspirados; pero todo se derrumba con lo innecesariamente larga y lo genéricamente lacrimógena que es. 140 minutos que se alargan con historias inconsecuentes, y termina exigiéndote lágrimas injustificables.
Una película perfecta para los días de mierda, dedicada con furia a todos los carerrajas que nos hacen la vida imposible con sus pequeños detalles. Por más increíbles que sean las viñetas aquí, no sólo serás una fácil víctima de su terrorífica comedia, sino que bien querrás jugar su juego, buscando y justificando formas de salirte con la tuya. Brutal.
Indudablemente pretenciosa, pero por lo menos siempre técnicamente competente. Hay algo muy atrapante en el producto entre su muy desenfrenada edición y sus largas y emocionalmente intensas tomas, con cada escena dándote un nuevo ataque de nervios. Sin embargo, y a pesar de su potencia, la breve duración te dejará un marcado gusto a poco.
Muchas buenas ideas aquí. Lástima que no las aproveche. Bastante más ligera de sustos que las anteriores de Laika, y eso está bien, pero le falta depuración. Demasiadas cosas ocurren aquí, pero muy poco se avanza, y nada termina satisfaciendo. Quítenle un par de personajes o ideas cualesquiera y podría ser muchísimo mejor por la mera optimización.
O mejor dicho, LOST para niños. Es exasperantemente irresoluta, con todo siendo un misterio dentro de un enigma, jamás dando con algo satisfactorio o concreto. Y lo peor de todo es que no es una mala idea de por sí. Es de buena inmersión, invitándote a imaginar tus propias decisiones, pero todo ello se degrada junto a tu paciencia. Y Gally, mátate.
Fría y confrontacional, pero sorprendentemente funciona muy bien como historia de amor. Es una Fantine sin canciones o poesías, a la que sólo le queda su dura y oscura realidad; y aún así se presta muy bien para el romance gracias a la muy marcada determinación e individualidad de sus personajes -- y un aplauso especial para la fantástica Cotillard aquí.
Tan Final Fantasy y tan Iron Man que apenas le queda algo de Saint Seiya. Adaptar y abreviar horas de animé es una tarea olímpica, pero ni se molestaron. Puros looks y cero personalidad. Chistes fomes interminables, y personajes que sólo están para morir. Y para colmo, ... nada pasa en la casa de Libra. Un desperdicio de buen CGI.
Intencionalmente desagradable, pero aún así atrayente. Interpretaciones tan sólidas como bipolares que rayarían en el estereotipo de Hollywood si no fuese por el hipnotizante morbo de Cronenberg. Puede que sea un microcosmo predeciblemente sensacionalista, y que todos aquí estén jodidos de la cabeza, pero positivamente te serán díficiles de olvidar.
Su muy solemne e íntima competencia la mantiene muy a flote a pesar de sus violentos y súbitos cambios de tono. Firth e Irvine están brillantes en todos sus matices, y la fotografía es impecablemente minimalista -- de pocas palabras y movimientos, yendo de la cálida ternura a la oscuridad y el trauma, tejiendo ambos polos mejor que el propio guión.
Un muy potente final -- pero eso, más que nada. Las caracterizaciones están muy bien logradas, la cinematografía es material de wallpapers, y en realidad es un rato rápido... pero a nivel de trama es tan vacía como su altiplano. "Basada en hechos reales", pero que apenas ocurren en los últimos 10 minutos. Y qué onda con el maltrato animal aquí.
Sus icónicos looks nunca mueren, pero por todo el tiempo pasado uno se esperaría algo más que un vacuo apéndice. No hay mucho más aquí que no sepamos ya -- y la película se sobreestira buscándole contenido en secuencias y narraciones. Podrá dar con escenas inspiradas de repente, sí, pero nada aquí logra superar al ultra-noir original.
Seguirán con los chistes meta diciendo que las secuelas son siempre inferiores, pero al final terminan siendo una genial, bromántica excepción. Con una química realmente palpable que permite una mucha mayor confianza, deja atrás la referencia y el comentario para dar con un humor muy sorpresivo -- en especial por (y a pesar de) lo anti-sutil que es.
Buena música que podías esperar, y Boseman que comanda y convence, pero honestamente no ofrece mucho más. Sin ser precisamente genérica o insípida, se siente demasiado exclusiva para fans de James Brown: la historia rebota de año en año aleatoriamente, redundando en lo vital que ha sido el funk en toda su vida, en vez de adentrarse en él mismo.
Positivamente experimental, aunque no culparía a los que se bajen a medio camino. Estática, monótona y unidireccional a simple vista, tanto que llega a sentirse más barata que minimalista; pero nunca impenetrable en su trama. Literal y personal tanto como en estudio y viaje, te invita a unir conexiones personales para así deducir sus vacíos, su pasado y su futuro.
"Wanted", no sé. "Uninteresting", más posible. Lo que comienza como algo desesperado, sucio y nocturno se convierte en un muy protocolar y frío proceso para dar con aburridos sospechosos a través de los métodos menos arriesgados. No hay mucha cabida para la legítima tensión aquí. Sonará mal, pero sí, le faltó un par de explosiones y balazos.
Folman y sus sueños lúcidos. Sus caleidoscópicas, casi líquidas animaciones son un exponencial lujo: entre más profundo estés, más riquezas encontrarás. Su trama apunta a ese sweet spot entre lo claro y lo abstracto, pero se siente como que sus ideas se distancian más que se integran entre sí. A lo mejor, quizás más de uno, y menos de otro.
Pocas veces "obra maestra" calza como hilo al dedo, pero helo aquí. Linklater, a través del compromiso y la paciencia, se despega del ser sólo un ícono slacker, y se convierte en un exponente cinematográfico del deambulismo del vivir; de la vida vista a través de ojos crecientes. Tan fidedigna como las Befores que bordea lo documentalista. Un genial hito.
Predestinada a Mejor Vestuario, al menos. Agradable a la vista con sus lujos y paisajes Reales, pero se queda corta en todo otro aspecto aparte: acentos plásticos, personajes sin química o motivación, y una historia muy política y artísticamente superficial. Es como una de Baz Luhrmann sin su típica actitud o placer: podría tenerlo todo si lo intentase.
Podría haber sido mucho peor. La historia no se esfuerza mucho y el CGI es poco apetecible (las secuencias de acción son un borrón continuo e indiscernible, y las tortugas... ya saben); pero al menos te entretiene con lo absurdo -- rayando en lo estúpido -- del asunto. Después de todo, recuerden lo "teenage" de sus personajes.
