Fuck. Yes. Esta es la patada en las bolas que le hacía tanta falta al 2014. Agresiva, desenfrenada, caótica, pero siempre armónica -- con una edición inquieta, una fotografía detallista, y una actitud re-jodida, esta película es una explosión. J.K. Simmons se roba cada escena, pero no hay que desmerecer a Miles Teller: él es el tipo más hype que he visto en años.
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