No dice demasiado sobre el tipo sin tener que repetirse, su controversial faceta gay se ve forzosamente arrinconada hasta el final, y aunque DiCaprio esté apoyado por kilos de convincente maquillaje, aún sigue siendo DiCaprio. Funciona mejor como biopic del FBI que de J. Edgar, pero dentro de todo, no está tan mal. Sus químicas, orgullos y ambiciones están presentes. Sólo necesita una mejor redacción.
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