Muy hecha para su gente, pero no por eso completamente impenetrable. Si bien en estructura y lenguaje se vuelve cansina, nunca traiciona su peculiaridad: con esos sets inmaculados, esa cinematografía tan eficiente como efectiva, y su naturaleza tan meta, va de lo absurdo al delirio y viceversa. Aún así, sí: su artífice agota, y hay partes mejores que otras.
★★ ½