Salvo por una muy entretenida locación clave, no estoy seguro de porqué tiene que ser animada -- artística y narrativamente es bastante segura y sencilla para Ghibli. Sin embargo, la película rebosa nostalgia, transportándote a la era de calles de tierra, cenas familiares, y de niños siendo niños antes de la internet. Podría tener más sobresaltos y menos flashbacks, pero aún así es un muy, muy dulce viaje en el tiempo. Todo está perdonado, Goro Miyazaki.
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