Si ya te sientes demasiado viejo como para ver películas de asesinos en serie en Halloween, aquí hay algo para tí -- al menos conceptualmente. Es una muy buena premisa, con sus risas y sus muy creativos cat scares, y una sección media muy sólida, pero con tanto soliloquio y cambio tonal la película se siente como de dos horas. Aún así Simon Pegg sigue siendo mi homeboy.
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