Estrictamente familiar e ídonea para un domingo por la tarde, intercambiando la comedia de granja por las trincheras incruentas. Su historia de rent-a-horse vive y muere por los magníficos equinos, abreviando o escondiendo el relato humano con interpretaciones modestamente memorables y un confuso paso del tiempo. No está mal para lo que es, aunque no sea demasiado. Clásica música y foto.
*** 1/2