El colegio es una etapa y ya. Estos boludos no se hacen los fáciles de querer recordar, pero al menos al final sólo quedan los mejores. Y bueno, Gondry. Para bien y para mal, él no se puede alejar del Lápiz López: sus secuencias son ingeniosas y simpáticas, pero se sienten muy intrusivas e impares a la historia tan cotidiana que se cuenta.
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