"It's not a Contagion", precisamente es su opuesto: más emotiva y teóricamente radical. Su repetitivo comienzo con explosivos síntomas es algo tedioso, pero ya en el clímax de la epidemia, la película logra muy sorprendentes y ambiciosas secuencias asensoriales. Una lástima, eso sí, que la ambición no le duró más al guionista, que pareciera que llegó a un punto sin salida justo en el peor momento.
*** 1/2