Folman y sus sueños lúcidos. Sus caleidoscópicas, casi líquidas animaciones son un exponencial lujo: entre más profundo estés, más riquezas encontrarás. Su trama apunta a ese sweet spot entre lo claro y lo abstracto, pero se siente como que sus ideas se distancian más que se integran entre sí. A lo mejor, quizás más de uno, y menos de otro.
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