Incluso si la película comienza advirtiéndote de su giro, una vez que sucede (y bien repentinamente, vale decir) la película cae por su propio peso y jamás se levanta. Lo anacronista pero fuerte de su código moral y las interpretaciones de Washington y Farrell te dejarán una impresión; sin embargo a nivel de producción esto bordea la tele vespertina entre lo nada especial y lo cliché.
★★ ½