Tan blanca como el pan en molde, pero igual es un buen y sencillo bocado de por sí. Hay algo atrayente en el anacronismo entre la moda y el elitismo social cincuentero y el distanciamiento emocional contemporáneo, pero ambas ideas no cuajan bien con su muy extremista y absurda guerra de los sexos. Chicas divertidas, al menos.
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