Sólo para trainspotteros. Con toda su nostalgia y el peso de la edad encima, es más un Reunion Tour que el producto de una evolución; pero aún así te saca sus buenas risas, que el espíritu de los personajes sigue allí. Una secuela linear, y quizás demasiado lógica; no se molesta en capturar ese mismo relámpago de los 90s, pero al menos ata sus cabos sueltos.
★★★ ½