Entretenida pero sin muchas sorpresas. Es un tanto transparente con lo irónicamente autoconsciente que es, y los personajes pueden cansar de lo mucho que hablan. Jonah Hill sigue haciendo lo clásico suyo, mientras que Channing Tatum saca la mejor parte, logrando lo que podría ser (aunque esencialmente por defecto) el mejor y más divertido rol de su carrera. Es una química desbalanceada, pero estable.
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