Fiel al material, con momentos inspirados y sin mayor temor a adentrarse en lo sombrío de la frustración... pero vaya forma de querer hacerte llorar. Más que manipulación, es pura perseverancia: no se rinde, a tal punto de que termina traicionándose en los últimos minutos con tal de conseguirlo. Más aparatos y aventuras, menos gas lacrimógeno.
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