Poética y desgarradora; y cercana a Hitchcock, atrapándote en estados mentales cargados de deseo, amor, culpa y soledad; y en composiciones y escenarios construídos sólo como Almodóvar puede. Compacta y de pocas palabras, pero siempre verbal y emocionalmente directa, lo que vuelve a sus giros aún más potentes. Te mata a fuego lento, realmente.
Lo mejor que puedo decirle es que las canciones no son mierda; pero fuera de ello eso es todo lo que es. Canciones. La trama, las ideas y los personajes pagan el precio de la negligencia, que todo se hace a un lado al instante para un repertorio de hace dos, tres años. Urgidísima por hacerte comprar el soundtrack, y nada más. Insignificantísima.
Una tesis del deadpan. Entre los "¿porqué?" y los "¿cómo?" te va a ablandar un corazón entumido por la soledad de los deadlines, pero no te culparía si ante lo anecdótico y lo arisco acabas mirando el reloj compulsivamente. Larga es poco decir, pero al menos se pasa bien entre sorpresas. Para esto tipo de cosas está el je ne sais quoi, pues.
Un grato musical cuyas canciones son originales y no está a la necesidad de lanzarte brillantina a la cara para llamar la atención. Un hermoso manejo de los colores brillantes, los cuales se diferencian, junto a una melodía congruente ayudan a alimentar a esta narración romántica la cual te dejará roto por dentro (en una buena manera).
Exquisita de ver y oír, lujosamente editada para fusionar realidad con ficción, y con Gyllenhaal y Taylor-Johnson brindando los dos lados de la masculinidad en el juego de presa y cazador; pero temáticamente es seca y explotativa. Una mitad no rinde tanto como la otra, y la otra tiene metáforas demasiado burdas como para convencer.
Qué debut más furioso: cortopunzante, explícito, confrontacional, apasionado; pero aún así tiene sus inconsistencias de primerizo. Las actuaciones se turnan entre el plástico cliché y el genio sutil; y se toma mucho en llegar a su transición de 12 Years a Slave a Django Unchained. Sin dudas personal, pero quizás demasiado personal.
Fundamentalmente opcional. No verla no impacta tu conocimiento de la serie, que no está en posición de reescribir la historia; pero por eso casi no toma riesgos. Insípida, inerte y aisladísima como para no soñar con ramificaciones; conceptualmente monosilábica y predecible como para no entrometerse demasiado. El capítulo DLC.
No es de sutilezas, pero sí de grandezas. Uno de los mejores repartos del año con sus fraternales fricciones y arrancones de locura; y su frialdad temática que pone a The Big Short en su lugar con ayuda de No Country For Old Men; pero tiende bastante a deletrear sus ideas, como muy desesperada a hacer que sus ideas las entiendan todos.
Al borde de ser genial. Aguerrida, carismática, coral, emotiva, de ideas positivamente pretenciosas; pero esquiva las preguntas serias que ella misma se plantea. ¿Cuál es el punto de tener una idea así de estudiada si no se defiende o se deja criticar? En fin, al menos tiene suficiente personalidad como para perdonarle lo inconsecuente.
Zombies en un tren, y poca novedad más. Tendrá su una que otra idea, pero todo es tan de cartón aquí: los personajes caracterizables en una palabra (incluyendo al peor personaje del 2016); su recurrencia al melodrama vergonzosamente lacrimógeno; y una trama tan reductiva que resulta más frustrante que placentera (o terrorífica). Baratísimo, todo.
Cianfrance sigue con sus preguntas emocionalmente imposibles de responder, pero este enfoque preciosista le lima mucho sus asperezas. Profundiza más en sentimiento que en los personajes -- ello no afecta el buen desempeño del reparto, pero hace de la historia un asunto unidireccional y unidimensional, más anecdótica que concreta.
¿Precisa? No, ¿pero de verdad importa? Sin dudas uno de los debuts directoriales más vertiginosos y autorales de los últimos tiempos, con una edición tan sutilmente caleidoscópica, y una actuación de lujo de parte del mismo director: la actitud de mierda rara vez es materializada con tanta exactitud e inmersión. Furiosa, inexplicable, e imparable. Todo un jazz.
De temas interesantes, aunque no se ayude mucho a sí misma. Hace un buen trabajo retratando el conflicto interno de la culpa del no haber hecho lo mejor posible, como si fuese un crimen sin víctimas; pero es lenta, recursiva, algo insípida de emociones y relaciones humanas, y con un final bastante abrupto. Al menos las partes que importan enganchan como deben, pues.