La mitades se disfrutan mejor con un saludable intermedio, siendo tan estiradas, bipolares y distantes entre sí que fácilmente cada una pudo haber sido su propia película, con una conclusión más satisfactoria para la primera y una introducción menos forzosa para la segunda. Aún así, se rescata su secuencia final - aunque para entonces ya es muy poco y muy tarde.
** 1/2
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