En su más profunda temática hay legítimas sorpresas e interesantes teorías sobre identidad y creación, pero superficialmente hablando los parlamentos están algo secos, aunque tiene el potencial suficiente como para recuperarte con sus engañosas secuencias. Con un delicado maquillaje, coreografía y escenografía presenta una de las mejores direcciones de arte del año, y seguramente la banda sonora más memorable, también. Dexter de cine arte.
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