Nadezhda Markina se destaca en un cálido y frágil rol entre tantos personajes indiferentes y fríos, pero aunque le desees lo mejor, hay una cierta ingravidez en la forma en que lleva a cabo sus desesperados planes. Su trama es tan quieta y pulcra que nadie se lo pregunta dos veces. Aún así, lo mejor aquí es el detallado y realista análisis de los paralelismos familiares y financieros entre los polos socioeconómicos.
*** 1/2
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