Poéticamente deprimente con su título contradictorio, aunque a veces se inclina mucho a lo estílistico de su narrativa faux-doc, pero siempre pega donde más duele. Adrien Brody, tan incólume por fuera y tan resignado por dentro, pero siempre íntegro ante todo: una de las mejores interpretaciones de este año - igualmente para la joven Sami Gayle, quien le da una perfecta vuelta en 180º a su desamparado personaje. Hermosa, hermosa música.
**** 1/2
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