A lo mejor porque está hecha por una Kennedy se siente como algo muy inocentemente torpe -- como si existiese sólo para ser visto por amigos y familiares en una convivencia, donde todo sea ameno y sin lágrimas. Le cuesta salirse de la lenta nostalgia ídilica de "mommy & daddy", pero se recupera cuando los hermanos entran a la política, aunque para entonces Ethel ya se vuelve terciaria en su propia película.
** 1/2
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