La TV ya no debería tener ese estigma de hermano menor -- esto es, de buena forma... demasiado de todo, quizás, para el cine popular. Damon y Douglas están irreconocibles de lo radical y viva que es su transformación tras bambalinas y cirugías (apoyados en no menor parte por un genial maquillaje); y si esto representa un nuevo comienzo para Soderbergh, se vienen cosas geniales.
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