Como Phone Booth en traslación, esta película sabe cómo moverse en espacios cerrados y pequeños, creando muy intensas y oportunistas secuencias, armadas con una violencia inesperada pero refrescante. Logra construir un buen espectáculo de lo procedural y lo morboso, aunque a ratos la lógica no le acompañe, y... um, okay. Disculpenme el spoiler, pero ese final prestado salió de la NADA. En fin.
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