Más que una mala película, es un desperdicio. Tiene una premisa rentable y un reparto bastante sólido, pero todo se pierde con díalogos muy, muy pretenciosos e insignificantes que le restan forma y flujo, y su forma de confundir crudeza por sensualidad -- es de mal gusto. Dos horas de tanto ruido y pocas nueces es simplemente una indulgencia.
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