Una de las películas con más agallas de este año. Hacer algo tan realistícamente sobrio, con este nivel de detalle y exigencia física, pero sin ni un glamour narrativo, o si quiera verbal... es un épico minimalismo. La temple de Robert Redford, su universal transparencia, y su tormentoso paisaje sonoro la hacen muy recomendable sólo por lo desafiante que fue.
Muscularmente fría, violenta y desesperanzada -- y quizás demasiado de todo esto junto. Las interpretaciones de Bale, Affleck y Harrelson se sienten muy vividas y particularmente intimidantes, pero a nivel de guión es menos impresionante. Sí, la atmósfera está bien lograda, pero más ramificación narrativa, dada su duración, hubiera servido mejor.
The Blanchett Show -- ella está a otro nivel aquí. Va de la comedia de la socialité sin plata a un legítimo tormento emocional autodestructivo, guiada por una elegante edición que gradualmente conecta ambos polos. Y su formidable reparto, también: Sally Hawkins, Alec Baldwin, Bobby Cannavale... una viciosa e instintiva red de mentiras.
Ahora estamos hablando. Sí, sigue con sus maratónicas duraciones, pero aquí no hay tiempo para admirar el paisaje. Rebotando entre escenas tan intensas como creativas, llegamos a un tercer acto el cual bien podría justificar la controversial decisión de dividir este corto libro en 3 partes. El destino vale más que el viaje, parece.
Muy Disney, ciertamente. Tanta personalidad que bordea la caricatura, pero consigue emocionar a través de sus vulnerabilidades. Te dejas ganar, simplemente. Emma Thompson es un inflexible encanto aquí, para el cual Hanks y Giamatti le pivotean con cuasipiropos y negociaciones, dando con una agridulzura muy placentera.
Como lección de historia de los EEUU, es bien Greatest Hits. No hay mucho detalle o profundización, más que mencionar que ahí está ese tipo o que ese evento ocurrió ahí. Aún así, hasta con una trama tan superficial (y un maquillaje poco excepcional), el reparto está de lujo -- entre Whitaker y Oprah y la Casa Blanca, todos son una familia real.
Díficil de querer, pero de todos modos entrañable, más por cantidad que por calidad. No es una película de profundidades o novedades, y honestamente no sé si el taca-taca sea 100% necesario aquí, pero hey. Es una avalancha de personajes tras personajes, unos más racistas que otros, y logra funcionar más por carisma que por gracia.
JGL, nos caes bien, pero no sé si tanto. Claramente influenciado por sus propias películas, cuenta una trama tan puritana y tan PG-13 para lo vulgar y Jersey Shore-ish que trata de ser; y que peor aún, no se siente como un producto completo. Así como está, necesita como mínimo unos 90 minutos más para rescatarse. Directa a los MTV Movie Awards, al menos...
Un reflejo de los tiempos venideros, de la resistencia del conformismo y la tradición ante las nuevas formas de expresión y rebelión. Sin dudas inspiradora y enfurecedora en partes iguales, pero siempre encapsulándose a Moscú y Rusia -- nada en contra de su estructura, pero se reduce concluyendo con la inevitabilidad actual.
Excesivamente primermundista. Intencionalmente flota sin rumbo o ambiciones entre decadencias e indulgencias, manteniendo una cara cínica y abstraída, observando a los demás y reflexionándose; pero siempre actuando impenetrablemente snob. Te invitará a su Roma así, pero siguen siendo dos horas y cuarto muy desafiantemente vacías.
Casi dos películas diferentes en una. Con todo su glam y rock & roll, su rápida edición, su relajada actitud y su tendencia a los one-liners, cuesta tomarla en serio al comienzo, pero cuando llega la hora de competir, no hay vuelta atrás. Con feroces rivalidades, y sin temor a ser muy gráfica, te enseña lo apasionante e intimidante que es la Fórmula 1.
Para mejor y peor, muy carnal. Las actrices hacen un muy exigente y emocional trabajo físico que las legitimiza con carisma y naturalidad, pero por el otro lado, todo el momentum que logra amasar se destruye con los intermedios más pornográficos que he visto. Está bien que lidie con la intensidad romántica, pero esto ya es incómodo.
Tras la primera, sólo se puede subir, ¿no? Uh... un pelín en diagonal, quizás. La trama es más contemporánea y (algo) menos Kramercéntrica, pero WOW esto es capitalmente fome. Hasta sus mayores fans deben admitir que más allá de su maquillaje y su descarado e interminable product placement, no hay nada. Ni un chiste bueno, nada.
Terrence Malick estaría orgulloso de esta película, con su delicada fotografía de postales, su poética música y su relajada narración que fluye entre emociones y romanticismos; pero a veces se siente como una influencia muy poco sutil -- con largas escenas sólo por lo bonitas que lucen, se siente como una historia muy abreviable.