Ahora estamos hablando. Sí, sigue con sus maratónicas duraciones, pero aquí no hay tiempo para admirar el paisaje. Rebotando entre escenas tan intensas como creativas, llegamos a un tercer acto el cual bien podría justificar la controversial decisión de dividir este corto libro en 3 partes. El destino vale más que el viaje, parece.
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