Por lo menos es el mejor comercial de todos los tiempos, por lejos. Es vibrante, ingeniosa, e hiperkinéticamente divertida, que se gana más risas con sus visuales y su animación que con sus propios chistes; pero te vende este universal juguete con mucha sinceridad y afecto hacia tí. Demasiado azúcar quizás, pero te hace sentir como niño.
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