Díficil de querer al comienzo -- una pega bien fome en medio de la nada, con dos personajes relativamente detestables; pero en el aislamiento y la desconexión se va ablandando y dejando ser -- quizás como un Síndrome de Estocolmo, pero la fraternal fricción entre Rudd y Hirsch te deja un espacio para entenderles. Fantástica fotografía y música.
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