No reinventa la rueda, pero tampoco arregla algo que no está roto: con gran elegancia y sinceridad revive el espíritu del clásico. James y Blanchett dan con las mejores interpretaciones que el género ha visto en mucho tiempo, siempre en control, disfrutando cada momento tanto como lo sufren. Y el vestuario, impecablísimo -- una fácil nominada al Oscar aquí.
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