Larraín no sólo regresa a sus sobrias y frías oscuridades, sino que lo hace con sus personajes mejores estudiados, de una franqueza muy cortopunzante escondida tras fachadas; perdidos en los matices entre la inocencia y la culpa. Entre potentes entrevistas uno a uno, y la soledad de su vivir día a día, siempre alude atrapantemente a un secreto a voces.
**** 1/2
Duele este potencial desperdiciado. Hasta el segundo acto, es un sobrio y cruel relato de un perro y su dueña separados, de los cambios drásticos del abandono, y de lo inhumano que puede ser el hombre con su mejor amigo; ... pero ese tercer acto, vaya forma de volver todo en un sci-fi malo. Cursi, predecible, y todo límite técnico y narrativo queda al desnudo.
** 1/2
Uf, Brad Bird. Uf. ¿Cómo pasó esto? Estos personajes tan insufriblemente "ingeniosos" que jamás se callan, este guión tan sinsentido, innecesariamente complicado e hipócritamente propagandístico; y estas visuales tan refritas y plásticas... ¿y qué onda con la tensión sexual entre Clooney y una niña de 12 años? Terrible, todo. Imperdonable para Disney.
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The real deal. Mitchell sencillamente revitaliza un género entero con una maestría discreta e inteligente, sacándole el provecho más serio y aterrizado posible a una premisa que en teoría suena tan absurda -- pero vaya cómo funciona cuando se trata al horror con respeto. Música genial, cinematografía impecable, reparto revelador... solo sabias decisiones aquí.
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Una tesis hecha guión. Minimalista y expositiva, pero de ideas bastante intrigantes y bien presentadas, siempre anteponiéndose a las preguntas que uno puede hacerse pero sin dejar de lado las sorpresas, que van desde lo terrorífico hasta el legítimo WTF. No tendrá mucha trama qué contar, pero tendrá impresionantes visuales en la cual podrá apoyarse.
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Una visión total. Comprometida como el Cirque du Soleil, lujosa como un Huevo de Fabergé, pero tan exageradamente brutal y mecánica que cada fotograma suyo sería una perfecta carátula para un álbum insignia del heavy metal. Una verdadera montaña rusa -- acelerada, vertiginosa; circular y extenuante, también, pero jamás aburre.
**** 1/2
Sin mucho análisis o retrospectiva, se siente que trata de meterte mucho a la fuerza a la mente del artista: un placer muy, muy exclusivo para sus fans, que por más animación y video casero que incluya, es demasiado monótono y mínimo en comentarios. Serán secuencias bien producidas e íntimas... ¿pero dónde quedó Grohl?
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Reflectiva, y desesperada pero cauta; ofrece una perspectiva poco considerada del mundo del jihadismo, una más humana -- e incluso diplomática -- tanto para los mercenarios como para sus víctimas; aunque no tenga una columna vertebral demasiado evidente. Con un naturalismo muy devoto y bien ejercido, apunta más al construir atmósfera que trama.
*** 1/2
Para nada terrible, pero sin dudas se siente que Marvel se está durmiendo en sus laureles. Sí, tendrá buenas escenas de acción, sus sorpresas, sus chistes, y el que Hawkeye se roba la película, como debería ser siempre... pero aún así son dos horas y media de lento y torpe desarrollo. Excesivamente OK para lo icónico y gigantesco que es.
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Petzold y Hoss vuelven a armar un relato de lealtades a prueba en la dividida Alemania post-guerra, y ambos vuelven a brillar tanto como la última vez. Tierna y cálida, pero inevitablemente acongojante con su fe que va apagándose poco a poco con una desesperada paciencia. Tras cierto punto se vuelve algo predecible, aunque no por ello menos potente.
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