Audiard vuelve a tratar con temas de adaptación a un mundo extranjero con una de sus premisas más acongojantes; pero no capitaliza tanto en su clásico naturalismo como podría. Bien evitará caer en lo depresivo, pero aún así esto va perdiendo peso con el paso del tiempo -- en especial con ese acto final, que me luce como sacado de Taken.
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Sin dudas la más pretenciosa que he visto en toda mi vida. Una trama sencilla que se toma todas las molestias del mundo para complicarse y narrarse del modo más lento posible, que pucha que es linda esta fotografía como para desperdiciarla con un ritmo adecuado. Esta película no está ni ahí contigo, sólo existe para el director y nadie más.
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No sólo retrata una identidad sexual poco mencionada y díficil de poner en palabras con grata ternura y firme comprensión; sino que para ello convierte a Santiago en un vibrante personaje más. Quizás insistirá su poco en los simbolismos urbanos, pero quien haga que el Mapocho luzca así de melancólico está haciendo algo bien.
**** 1/2
Algo que pudo haber sido mejor si tan sólo hubiese tenido un norte definido. Pearce, Smulders y Corrigan tienen su uno que otro chiste bueno y personalidades muy abiertas a la fricción; pero este guión sólo funciona por los primeros 25 minutos, y tras ello se vuelve un enredo deconstructivo/reconstructivo bastante díficil de seguir. ¿Al menos no es fome? No sé.
** 1/2
El tema que trata es una cosa, y Vicuña, Anaya y la música de Fontecilla ciertamente ayudan a la causa; pero sea como sea esto es abusivamente triste. Absolutamente todo gira en torno a la tragedia y la soledad sin dar una mínima tregua para la recuperación. Te entumece con depresión. No hay mucha satisfacción narrativa aquí.
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Logra ser bien carismática y agradable muy a pesar de su inherente oscuridad y soledad; pero sea como sea termina estirándose y rellenándose en su segunda mitad. Los amantes del cine se divertirán con sus dedicados pasatiempos, pero en ellos hay texturas más potentes sobre el cómo usamos un escapismo para idearnos un lejano mundo real.
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Amorosamente interpretada con mucha amistad y lealtad; pero ligera con sus conflictos. Aunque los lleve a cabo apasionadamente, todo revés y obstáculo se resuelve con una facilidad casi automática e instantánea, sin más impacto. Aún así, los personajes, el arte, y el ritmo narrativo compensarán placenteramente sus deficiencias.
*** 1/2
Qué filme más estéril y sin sabor. Ni una risa, ni un poco de tensión, ni un dejo de química en el reparto, nada -- todos aquí tienen cara de no querer estar aquí, de hecho. Lo peor es que este mismo guión pudo haber sobrevivido en manos más competentes y apasionadas, que criminalmente estúpido no es. Cuatro veces de lo mismo ya... uf.
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Gyllenhaal se arrastra por el piso con mucha garra y un gran trabajo de maquillaje, y aún así se trata de una historia que ya te sabes de memoria a estas alturas. Será feroz en el dolor, pero ya pasado cierto punto, todo su drama se vuelve monótono y muy predecible, y agresivamente acotado a veces. Fuqua se quedó sin ganas para ser un contendiente.
** 1/2
Para ser la primera película de una franquicia resulta ser bastante desordenada. Todos sus elementos están dispersos: la música es estridente y aleatoria, el CGI no logra congeniar bien con lo real, los personajes nuevos son poco interesantes, y cuenta con escenas sacadas del género de los Kaijus que no combinan bien con la película. El guión al menos es estable... por ahora.
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Forzosamente peculiar. Carismática y agradable, pero de muy poco ingenio y nula novedad: no le saca provecho a su formato ni se escapa de todo cliché habido y por haber de los vampiros. Sí, tiene su uno que otro chiste y todo, pero es una experiencia muy desorientada. Cualquier trama que trató de contar aquí no la sabe cerrar bien.
** 1/2
Telenovelera, sí, pero ello es reflejo de su intensidad emocional. No profundiza en los personajes aunque intente ser Dramática con D mayúscula, pero repercute con angustia y dolor al retratar una desesperanzada condición humana (aunque ya pasado lo peor, el ritmo decae). Sin buscar mayor originalidad, Banderas demuestra un gran rango.
*** 1/2
Una historia de terror bien adorable; bien sea de terror sin mayor necesidad, realmente. Bordea el cariño y el dolor de Before Sunrise y Disappearance of Eleanor Rigby, y sorpresivamente añade un elemento sci-fi que por más bien pensado que esté, no logra encajar cómodamente. Sin embargo, las emociones están ahí, siempre muy cálidas y fraternales.
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Muestra las facetas de la compañía, los fanáticos, y el alcance multidisciplinario que el icónico juguete ha conseguido; pero honestamente se siente muy propagandero. No hace falta convencerme de que los LEGOs son la patá (sólo vean algunos de las construcciones aquí), pero esto se limita mucho al autofelicitarse a costa de mejores historias.
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Uf. Los niños hoy pasarán 30 horas al día en Internet, ¿pero es como para asumir que los artifacts les serían terroríficos? Más allá de lo absurdo de su idea, lo peor es su ejecución. Es una película que luce demasiado barata para asustar. Sus muertes y amenazas son caricaturescamente simplonas, y su presentación es para hacerle Alt+Tab a cada rato.
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Excesivamente Wes Anderson, pero no sé si eso es algo bueno o no. Es de una composición fotográfica inmaculada, y repleta de viñetas absurdas, irónicas, y oscurísimas en algunos casos; pero este ritmo tan paulatino y estático no es para todos. Para unos será mordaz, pero para otros (yo) les será muy seco.
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