Nada qué decir sobre la plasticina de Aardman a estas alturas, siguen siendo los maestros; pero esta historia muda, por más ambiciosa que sea (contando con hasta 4 narrativas diferentes), bien bordea lo olvidable. Tiene su encanto y su humor relativamente escatológico, pero es tan típica en todos los sentidos que llega a aburrir un poco.
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