Quizás más Lubezki que Iñárritu: épica de imagen, combinando lo etéreo y paisajista de Malick, la longitud de tomas de Cuarón y la libertad de movimiento de Birdman; pero a pesar de todo tiene muy, muy poca trama como para ameritar 156 minutos. Leo y Hardy están bien aguerridos, pero aún así no logran distraer de cuán estirado está este guión.
** 1/2
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