No es su más innovadora, pero es tan clásica suya que Tarantino se estaba reservando para esto. Su más teatral, conversadora y sangrienta en años, por muy lejos. Con calma, te va armando un laberinto de díalogos donde está muy bien el perderse, sin saber qué ocurre realmente; y cuando hay sangre, vaya que satisface y duele.
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