Con todo el glamour, las luces y la seducción a bordo, NWR está en su jugo... lo cual es tan bueno como malo. Hay algo hipnótico aquí, entre la música, los looks y el narcisismo; pero vaya que es lenta y vacua, con sus larguísimas escenas reducibles a una oración. Dicho esto, el último acto, pues... te será intragable o bien ahí recién se pone interesante.
** 1/2
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